Una nota por parte del colegio donde invitaban a las alumnas a recibir baile español fue el punto de inflección para María Eugenia Álvarez, quien llegó emocionada a su casa y le dijo a su mamá que eso quería hacer, bailar, sin tener el mínimo conocimiento de lo que era.

Influenciada por las películas de Marisol y Joselito en la década de los 80, su gusto por la danza y las artes españolas era visible, además, su progenitora le inculcó el gusto por el teatro, pues la llevaba a presentaciones en las diferentes salas.

Pero el flechazo final fue al momento de estar sobre el escenario, presentandose frente a un público, su vestido rojo de bolitas y sus claveles en el pelo hicieron que María Eugenia tomara el flamenco como la base de toda su vida, la cual hoy por hoy es su mayor pasión.

Cuando tenia 15 años la maestra le pidió que la apoyara con clases a las pequeñas y allí decidió que su carrera diversificado sería el magisterio, «mi maestra fue tan paciente, tan linda, con una vocación de eseñanza enorme que marcó mi vida y cuando dí clases decidí ser maestra de preprimaria», comentó María Eugenia Álvarez.

En constante aprendizaje

Al momento de salir del colegio y dejar atrás las clases en las que inició, María Eugenia siguó su aprendizaje en las diferentes escuelas y países, «para ser maestra tengo que ser alumna siempre, porque si enseño todo se acaba la maestra y hay mucho que aprender», remarcó.

Ha recibido clases tanto en Guatemala como en Costa Rica y en la mera casa del Flamenco, España, donde se ha profesionalizado en las diferentes ramas y estilos que ofrece la gran gama de baile español.

Y con la pandemia las escuelas españolas abrieron clases en línea, algo que jamás había pasado, así que durante el encierro aprovechó la oportunidad que la tecnología le dio.

El covid-19

En el 2019 María Eugenia viaja a España a recibir cursos durante tres semanas, al regresar llena de entuciasmo estructura sus clases para el 2020, sin embargo, el Covid-19 tiró por la borda sus planes, pero la energía y el amor al flamenco le hizo buscar opciones para seguir enseñando a sus alumnas, quienes la mayoría la siguieron y aprendieron por plataformas virtuales.

Pero la pandemia también le dejó pérdidas, debió entregar los locales que habia estado pagando con la esperanza que el país abriera rápido y las actividades volvieran a la normalidad, pero no pasó y el cuarto de huespedes se volvió el estudio de enseñanza y aprendizaje.

No cambiaría nada

Al preguntarle a María Eugenia si cambiaría algo, contestó «no cambiaría nada», ya que según ella cada experiencia de vida es un aprendizaje y si volviera a nacer lo volvería a repetir.

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