Maestra de párvulos, técnica en comunicación, trabajó como secretaria, pero la vida dio un giro y actualmente se dedica a la fotografía, esta es la historia de emprendimiento de Marisol Paiz.

Al inicio de la década de los 90, Marisol Paiz se graduaba de Maestra de Párvulos, egresada de la Normal, sin embargo, no pudo seguir en la universidad porque debía trabajar, pero tampoco lo hizo de maestra, la vida la llevó a trabajar en el ámbito secretarial.

Desde jovencita fue activa, con mucha energía, la comunicación le llamaba la atención como carrera, así que, gracias a la Ayuda Salesiana de aquella época, Marisol pudo estudiar el técnico en Ciencias de la Comunicación en la sede de la zona 8 de la Marroquín.

Marisol obtenía el titulo de técnico universitario en octubre del 1999, al mismo tiempo empezaba la carrera de Administración de Empresas, pero debido a que tuvo a su hija a la mitad de la carrera dejó de estudiar.

En el año que se graduó de técnico, se casó con el papá de su hija con el que ya tenía 5 años de vivir juntos, pero luego del nacimiento de su pequeña la situación se complicó por lo que decidió “llegar hasta allí” y regresó a la casa de sus padres con su hija de año y medio.

Los trabajos

Durante 15 años trabajó en un estudio de grabación, pero debido a los constantes gastos de la empresa y por común acuerdo, todos los trabajadores recibieron su tiempo y le tocó empezar de nuevo.

Por mucho tiempo no tuvo trabajo fijo, realizando trabajos informales, así como de secretaria, pues los compromisos económicos y familiares eran fuertes.

Posteriormente laboró 5 años en una empresa automotriz como cajera general, pero debido al estrés empezó a enfermar y decidió renunciar, volviendo al trabajo informal para seguir generando ingresos.

Una aventura

Un día vio un anuncio donde PCS digital estaría dando medias becas para cursos de fotografía, algo que a ella le llamaba la atención, no solo por su carrera sino porque había crecido con ello ya que su papá era el fotógrafo de la colonia donde vivían.

“Apliqué a la media beca sin tener cámara y salí favorecida”, señala entre risas, “es que era algo así como dice Arjona, aunque no tengo jardín ya compré mi podadora, y me metí sin la herramienta”, remarca Marisol.

“Un amigo me preguntó si ya tenía la cámara y le dije que no, él me prestó el dinero, ya llevaba las primeras clases sin el equipo necesario” comenta, quien en un momento dado también pensó en renunciar al curso por sus compromisos laborales, pero decidió apostarle.

Fue allí donde ingresó a varios grupos fotográficos, entre ellos el Club de fotografía, en ese lugar aprendió a mejorar su técnica y ganar concursos que como dice ella, el premio es la satisfacción de aprender y que sea reconocido su trabajo.

“Algunas de mis fotos fueron publicadas en Prensa Libre, así que eso lo ayuda a uno, porque en esos lugares una se empapa de la gente que se rodea, y los hombres hablan muy técnico, pero se aprende bastante”, menciona.

Buscó cursos y encontró varios en el INTECAP, así que aprovecho tanto los que podía pagar como los que eran gratuitos y  con ellos llegó al grupo de Roberto Sacasa, donde los retos no solo eran con cámaras sino con los celulares.

De hobby a trabajo

Mientras se encontraba aprendiendo y mejorando su técnica fotográfica, una amiga le dijo que les tocaría regalar su trabajo, así que iba a las reuniones de sus amigas, les tomaba las fotos y se las regalaba, actividad que hizo durante dos años.

“Tengo una amiga que cuando supo que renuncié y que estaba metida en la fotografía me dijo que la acompañara a sus eventos como segunda cámara, que ella me pagaba lo que iba pudiendo, pero quería que me quitara el miedo”, algo que Marisol agradece.

“Uno lleva en el corazón esas actitudes, sobre todo si son mujeres, es admirable que otra mujer te apoye en lugar de verme como competencia, porque puede haber muchos fotógrafos, pero cada uno tiene sus amistades”, recalca, cuenta que poco a poco fue perdiendo el temor.

Al estar un poco más metida en eso, Marisol encontró a otra amiga de la Normal de Párvulos que es diseñadora gráfica con especialidad en libros preescolares, y le empezó a pedir fotografías para sus libros y con ello darle trabajo.

Su estudio fotográfico

Poco a poco la gente fue viendo en sus redes sociales que ella tomaba fotos y subía mucho de su trabajo, “pido permiso para subir lo que hago, porque no a toda la gente le gusta que uno los exhiba”, relata.

“Cotizo más de lo que trabajo”, recalca, pero señala que dentro de las personas que le han pedido trabajo ha hecho consensos de pago, dando abono pre evento, aunque comenta que se debe saber a quien se le trabaja así.

Hoy vive en la ciudad capital donde cuenta con un pequeño estudio fotográfico; luego del descalabro por el covid-19 en diciembre del 2021 promocionó fotos navideñas, que, aunque no fue lo que esperaba económicamente sí aprendió mucho de ello.

Este mayo tuvo su promoción del mes y espera poner la promoción de junio como un homenaje a los papás, ya que como dice “a ellos casi no se les hace bulla”.

Por ahora Marisol sigue en búsqueda de un trabajo fijo para poder pagar gastos, mientras lucha porque su emprendimiento se levante y logre mantenerse de el, aunque sabe que el camino es difícil, pero lo que empezó como una aventura sin cámara, hoy por hoy es un ingreso y una ilusión de tener su propia empresa.

Fotografía cortesía Marisol Paiz.