Según los datos del último censo del Instituto Nacional de Estadística -INE- realizado en el 2018, de 16 millones de habitantes el 33.4% son menores entre los 0 a 14 años, es decir 4 millones 972 mil 775.

Carlos Cabrera, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF- en Guatemala, señala que en el país hay 7 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 17 años. La pobreza afecta a 8 de cada 10 niños indígenas y a 6 de cada 10 no indígenas.

Cerca de 2 millones en edad escolar se encuentran fuera del sistema educativo, de cada 10 niñas y adolescentes, solo 6 terminan la educación primaria, 2 la secundaria y solo 1 de ellos accede a la universidad.

A estas carencias, se suma que más de 300 mil niños y adolescentes entre los 2 y 17 años viven con alguna discapacidad y la mayoría tiene dificultades para acceder a la salud, servicios especializados y educación.

Según lo expresado por el representante de la UNICEF, el Estado de Guatemala destina Q7 quetzales diarios para un niño no indigena, mientras que por niño un indígena invierte tan solo Q3 al día.

En el ámbito de la violencia, son cientos los niños y adolescentes que sufren abusos, negligencias, maltratos y violaciones, de estos casos la mayoría quedan bajo la sombra de la impunidad.

El Observatorio de Salud Reproductiva -OSAR- en su informe semestral, indica que de enero a junio del 2021, se registro 2 mil 757 embarazos en menores entre los 10 y 14 años. Ante el Registro Nacional de Personas -RENAP- , fueron inscritos solamente 948 nacimientos.

Cifras de la Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas -SVET- indican que en la Oficina de Atención a la Víctima del Ministerio Público, se recibe un promedio de 8 a 10 casos diarios de niños y niñas entre los 10 y 12 años que han sido abusados por personas cercanas, dentro del hogar, en centros de enseñanzas, por encargados o personas desconocidas.

La condición de vida de la niñez guatemalteca no es la adecuada, si a ello se suma que más de 900 mil menores trabajan en condiciones no aptas, lo que representa el 17% de la población economicamente activa.

Se cree que el subregistro de datos es mayor a los datos oficiales, tanto de las dependencias gubernamentales como de las entidades que trabajan el tema de niñez y adolescencia.

Ser niño o niña en Guatemala, no es garantía de derechos o calidad de vida adecuada, pues no existen políticas públicas que logren cubrir en su totalidad las necesidades de los menores, y si estos son indígenas sus posibilidades se reducen en muchos casos nada.