Eugenia es una adolescente como cualquier otra, le gusta estar metida el celular viendo videos en las redes sociales recostada en su cama.

Pero algo más pasa en los momentos que está recostada, no importa la hora, tampoco si hay gente en casa o está sola, o si se encuentra dormida o despierta.

La primera vez que le pasó, creyó que era su gato, pues el camina por todos lados, como dueño y señor que es.

  • ¡Mamiiiiiiiiiiiii…! Gritó de repente en medio de la nada.
  • ¿Qué pasó? Contestó la madre angustiada por la exclamación de la hija.
  • ¡Caminaron en mi cama y cuando vi no era nadie! Afirmó la joven.

Mientras su rostro estaba pálido y sus manos frías.

Se repite la experiencia

Unas semanas después de aquella experiencia y en horas de la mañana le volvió a pasar, Eugenia estaba recostada en su cama viendo su celular, cuando sintió como caminaron a la par de ella, la cama se hundió.

Eran como las 10 am, estaba de vacaciones, así que aprovechaba a levantarse tarde; creyó que era su gato y vio de reojo… no era nadie…

Respiró profundo y se levantó, pero esta vez no gritó ni llamó a su mamá.

La piel se le puso de gallina y buscó a sus gatos, pero la ventana estaba cerrada y era por allí donde tenían acceso a la habitación las mascotas, así que, dentro del dormitorio, solo ella se encontraba.

Abrió la puerta y bajó al comedor en búsqueda de un vaso con agua para apaciguar el susto, sin embargo, iba pálida y la mamá le preguntó:

  • ¿Qué pasó? Vienes transparente.

Eugenia se limitó a responder, volvieron a caminar en mi cama y ni los gatos estaban conmigo.

La madre incrédula aún sobre los comentarios de su hija, no le puso la mayor importancia, sin embargo, días después, la mamá se quedó dormida en la cama de Eugenia y la despertaron los pasos a su lado, al abrir los ojos se dio cuenta que ella estaba sola en la casa.

Fotos con fines ilustrativos. Fuente: internet.