Hoy les traigo la historia de un paciente que se rindió, que ya no quiso luchar por su vida, se cansó.

Esta es una de las experiencias que me ha dejado en que pensar desde el momento en que la viví.

Se trata de una persona que se dio por vencida, de esas vivencias que rompe con todo lo aprendido, de luchar, de no dejarte vencer.

Era una mañana cualquiera, normal día te turno, como siempre en el temporal, de repente se nos solicitó en uno de los módulos.

Allí, un paciente que se encontraba orientado y consciente, sin embargo, estaba combativo, se encontraba en VNI (ventilación no invasiva).

Esto es una mascarilla conectada a un ventilador mecánico y responde a las respiraciones dadas por el paciente.

Al llegar al módulo con mi compañero nos damos cuenta de que el paciente se encuentra desesperado e impaciente con la mascarilla, ya que le resultaba incómoda usarla, el problema en este punto es que si el enfermo no acepta dicho tratamiento el siguiente paso es intubación.

Ante ello uno hace lo posible por convencer de que no se la quite, lo que se realizó en esta ocasión, se le habló y explicó las consecuencias de retirarse el equipo.

El día transcurrió como cualquier día de turno, agitado, pero al final de la tarde, el paciente empezó a exaltarse cada vez más, su agonía por el uso del dispositivo cada vez era más evidente y pedía por favor que se la quitáramos.

En un abrir y cerrar de ojos nos encontramos todo el personal el módulo, rodeando la cama y tratando de convencer de no retirarse la mascarilla.

La lucha por salir de la enfermedad no solo lleva el desgaste físico, sino el emocional también. Foto: https://www.elperiodico.com/es/internacional REUTERS

Dejó de luchar

De repente dijo:

  • Miren, yo pertenezco a una congregación de oración, y bendigo en el nombre de Jesús a cada uno de ustedes, que Dios los bendiga y a su familia por la gran labor que hacen.
  • Pero por favor, mándenme a mi casa, porque si he de morir, quiero que sea allí, estoy dispuesto a firmar cualquier documento donde me haga responsable de lo que me pase.

Nos vimos entre todos, pues es algo que en ese punto no se puede hacer, el continuó diciendo:

  • Si me vuelven a poner la mascarilla, me la vuelvo a quitar, mejor pónganme la máscara que trae una bolsa.

Todos nos volvimos a ver y el encargado del módulo hizo el documento que el enfermo solicitó para que la firmara y se le colocó la mascarilla con reservorio.

El turno pasó y como se esperaba se fue deteriorando, al punto que hubo la necesidad de intubarlo.

Es difícil creer que una persona prácticamente no fuera a luchar por su vida, que renuncie y que a pesar de la ayuda que se está dispuesta darle, prefiere darse pon vencido.

Al siguiente turno ya no lo encontré y es más que obvio lo que pasó, solo me quedó las bendiciones que me dio y el recuerdo de lo que paso.

Nuevamente el COVID-19 se había salido con la suya.

Y recuerden, no me cansaré de decirles “cuídense, quiéranse, protéjanse, porque de tras de cada uno hay una historia, pero sobre todo una familia que los espera en casa y los ama infinitamente”.

Fotos con fines ilustrativos. Fuente: Internet https://www.dw.com/es/ y https://www.elperiodico.com/es/internacional