Mónica compró hace 9 años una casa a las afueras de la ciudad, la tranquilidad y la naturaleza imperaba en el entorno, pero al auge de los restaurantes “ecológicos”, hizo que esa paz fuera perturbada.

«Antes se podía salir al patio para apreciar el entorno o el atardecer, pero desde que abrieron el restaurante a medio kilómetro la música es estridente desde el mediodía hasta altas horas de la noche».

Señala que dentro del comité de vecinos están preocupados porque el área residencial que habitan pueda verse afectada por estos comercios.

Además de ello, señala que hace ya un par de años se asentó otro restaurante cerca y se han visto afectados por insectos nada saludables.

«El lugar tiene crianza de gallinas, lo que provoca gran cantidad de mosca, sobre todo verde, entran a las casas siendo incómodo y molesto estar matándolas, ya que cada vez son más«.

El respeto y la paz

Mónica es enfática en remarcar el dicho “el respeto al derecho ajeno es la paz”, pues ellos viven en esa área desde mucho antes que los terrenos se vendieran y los convirtieran en restaurantes bulliciosos que no han respetado a los domiciliados.

También manifiesta que han hablado con los propietarios de los locales, sobre todo con la bulla del restaurante durante los fines de semana, y aunque bajan el volumen solo lo hacen por un periodo corto y luego vuelven a subir.

«Muchos trabajamos toda la semana, creo que es justo que podamos descansar tranquilamente dentro de nuestras residencias, pero el abuso de estos lugares solo hace que nos veamos afectados».

Asimismo, señaló que, si esto sigue en ese camino, se tomarán las medidas necesarias para que se respete no solo el área residencial sino el de naturaleza, pues con el sonido en alto volumen, la funa del lugar tambien sufre las consecuencias.

Fotos con fines ilustrativos, archivo.