Desde hace diez años, la jornada laboral de Raymundo Francisco Francisco, inicia a temprana hora del día de lunes a domingo.

Agua, leche, sal, azúcar y hielo son la materia prima que utiliza para elaborar de forma artesanal su producto. Tras una hora de preparación el helado está listo.

Raymundo inicia entonces, su recorrido diario por la capital, empujando un colorido camioncito que transporta la nieve, la miel y los conos que ofrece a su paso por las calles y avenidas en donde anuncia su llegada con la música que identifica su venta de helados.

Ahora ya no se usa la tradicional campana que identificaba a los vendedores de estos helados artesanales, la carreta de madera que los distinguía ha sido cambiada por peculiares camioncitos que llaman la atención de niños y adultos, que se acercan para comprar el producto.

Yo llegué de Huehuetenango a la capital hace diez años, cuando tenía 19. Desde entonces, he vendido helados- Cuenta Raymundo.

Sus familia también se trasladó a la capital y todos trabajan en el negocio que mantuvo su abuelo durante 35 años. Fue él quien les enseñó a fabricar la nieve que preparan a diario y quién les enseñó a trabajar como vendedores de helados.

-El negocio va bien, con días de buena venta y otros no tanto. El año pasado si me fue mal porque no trabajé durante dos meses, pero ahora ahí va saliendo para mantener a la familia- Afirma Raymundo mientras despacha su producto.

Los conos que ofrece tienen un precio de entre dos y cinco quetzales, es común encontrarlo con su camioncito decorado con figuras del capitán América en las zonas 1,2 y 3. Este oficio le ha permitido sacar adelante a su familia.

«No estoy casado, solo me junté, pero ya tengo familia. Aquí hay días que nos va bien y otros no tanto, pero siempre llevo algo a la casa y eso nos sirve para los gastos diarios».

En medio del bullicio de la celebración de San Judas Tadeo , los clientes en su mayoría niños, se acercan con curiosidad al camioncito de los helados. Raymundo no puede seguir conversando porque se le va la venta.

«Me pueden encontrar en el parque Central, por el barrio Moderno, caminando por esas calles. Y si quieren también puedo ir a alguna fiesta o piñata que tengan«. Agrega y se despide de nosotros, mientras sigue despachando helados.

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