Son las seis treinta de la mañana de un día miércoles. Desde temprana hora las ventas de flores, velas, artículos religiosos y comida se instalan en la acera y el atrio del templo de La Merced, ubicado en la zona 1 de la ciudad de Guatemala.

Marta se apresura y espera ingresar, se arrodilla frente al cuadro de San Judas Tadeo, «el patrón de las causas difíciles y desesperadas» ubicado al costado derecho de la nave central. Silenciosa eleva sus oraciones al santo. Pide por su familia, sus hijos, por conservar su empleo. Llega puntual todos los miércoles del año, con una vela en mano inicia su ritual de 15 minutos, para dirigirse luego al establecimiento educativo en el que trabaja desde hace 15 años, los mismos desde que murió su esposo.

«Yo viví muy bien. Tenía chófer y jardinero. Me gradué de maestra y me casé, apenas tenía 18 años. Durante los doce años que estuve casada no trabajé. Cuando mi esposo murió, me quedé sin nada. Mi suegra me sacó de mi casa con mis dos hijos. Ella cobró los seguros de mi esposo y me dejó en la calle. Durante un mes estuve posando con familiares en distintas zonas. Un día vine a La Merced, estaba llorando desesperada, una anciana se acercó a mi para consolarme, me habló de San Judas Tadeo, me dijo que le pidiera con fe y así lo hice. Una semana después conseguí mi primer trabajo en el colegio donde aún doy clases. Un año después conseguí otro empleo de medio tiempo y eso me ayudó a salir adelante con mis dos hijos».

Cada año Marta cumple la promesa que le hizo al santo de su devoción. Cada 28 de octubre, llega para repartir chuchitos y café a las decenas de devotos que llegan para agradecer los favores concedidos. «Inicié a cumplir mi promesa un año después de mi primera visita, cuando ya me estabilice económicamente. Desde el año pasado la celebración cambió por la pandemia pero igual yo vine a cumplir la promesa que mantendré hasta que muera, porque a mí San Judas me ayudó y me sigue ayudando a salir adelante».

El testimonio de Marta es uno de muchos, los fieles que visitan al patrón de las causas difíciles y desesperadas. Marcos es otro fiel devoto que acude sin falta cada semana a visitar al santo.

«Yo tengo mucho que agradecer. San Judas me ayudó a encontrar y mantener mi trabajo. Con problemas familiares y con la salud de mi madre. Ella tenía un padecimiento estomacal, el pronóstico del doctor no fue positivo. Nos advirtió sobre un probable cáncer, vivimos días de angustia hasta que decidí pedirle a San Judas que la ayudará que si era esa enfermedad la sanara. Mi madre empezó a recuperarse y en sus exámenes todo salió bien. Y es que la fe mueve montañas, y mi santo es de fiar».

El culto a San Judas Tadeo es popular en la iglesia católica y ortodoxa. En Guatemala y México cobra especial relevancia el 28 de octubre de cada año.

Menciones bíblicas

San Judas Tadeo fue, según textos bíblicos uno de los discípulos de Jesús. Formaba parte del grupo de los doce apóstoles. También se le llama simplemente como «Tadeo» en los Evangelios de Mateo y de Marcos y «Judas de Santiago» en el evangelio de Lucas y en Hechos de los Apóstoles.

En todos los casos, parece existir la tendencia de acompañar el nombre de «Judas» con alguna especificación, quizá por la preocupación de los escritores de aquellos textos por diferenciarlo de Judas Iscariote,​ el apóstol a quien se atribuye haber traicionado a Jesús.

El culto a San Judas Tadeo

La devoción a San Judas Tadeo se extiende más allá de nuestras fronteras. En México al igual que en nuestro país, se acostumbra llevar mariachis y serenatas el 28 de octubre. En esa fecha es habitual que los devotos esperen horas en largas filas, para venerar al santo y agradecer por los favores recibidos.

A San Judas Tadeo, se le piden favores para conseguir empleo, casa, solucionar crisis matrimoniales y económicas o en muchos casos para que la gente salga de prisión o para salir bien librados de un problema judicial, aseguran con confianza sus devotos.

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