Cada caso, cada paciente, cada vida es diferente, en el pico de la pandemia no había día que no se muriera una persona por día, de muy optimista, pero hay historias en ese momento que dieron esperanza y fe en que los milagros existen.

Recuerdo una ronda de uno de los tantos turnos que he hecho, al llegar a uno de los módulos del Temporal del Parque de la Industria, me topé con un paciente con cánula de traqueostomía en línea de oxígeno a 2 litros.

Me disponía a realizar los cuidados que la práctica de “traqueo” necesita, cuando empieza a hablar, claro, con mucho esfuerzo, por lo que entender lo que me dijo fue bastante difícil ya que la cánula de “traqueosto” no lo deja hablar.

  • Esto que estoy pasando nunca en mi vida me imaginé que lo pasaría, le pedí a Dios que me llevara, que ya no quería estar aquí, pero después me arrepentí y le supliqué que me diera las fuerzas para salir. Manifestó el paciente.
  • Le dije quería ver de nuevo a mi esposa, ver a mis nietos crecer. Remarcó.

Una sensación de vacío se me hizo en el estómago al escuchar estas palabras y lo único que pude decirle que primero Dios y lo lograba y que le daría la fuerza para hacerlo.

Al cabo de un tiempo

Con el paso de los días me pidieron que fuera a dar una orientación de cuidados para traqueostomía en casa, a un paciente que sería dado de alta, mi sorpresa fue que era aquella persona que había pedido a Dios una segunda oportunidad.

Mi felicidad fue tanta que me tomé el tiempo necesario para explicar paso a paso cual era el procedimiento del cuidado y maniobra de esta. Uno de los hijos me pidió mi número de celular para poder aclarar dudas que pudieran surgir en el camino.

Al cabo de un tiempo me llamaron y al llegar a la casa del paciente observé una pronta recuperación, estaba bien, ¡optimista! Y con el ánimo de seguir. Me preguntó sobre la decanulación, es decir, quitar la cánula de la traqueostomía.

Hicimos pruebas y me animé a quitarla, la verdad es que uno o el único de los pacientes que han salido de la Unidad de Cuidados Intensivos -UCI- que he observado su recuperación tan rápida.

En mi interior pensó que Dios lo escuchó, que en verdad deseaba la segunda oportunidad, ya había pasado por la ventilación mecánica y que es bien sabido que el 99% no salía de ella (antes de las vacunas).

Actualmente está recuperado en un 80%, muy feliz de estar en su casa a lado de su familia y como me dijo, nunca había estado tan cera de la muerte.

Y es que estos casos son los que motivan a salir adelante, a sentir que, si se puede y que nada está perdido, que los milagros existen y que Dios escucha.

Y como con cada historia termino con este mensaje “cuídate porque detrás de ti hay una historia, pero sobre todo hay una familia que te ama y te espera”.

Fotos con fines ilustrativos. Fuente: internet.