Esta es otra historia, de esas que se viven en cada turno, desde la primera línea del hospital temporal del Parque de la Industria.

Era otro día de turno, realizaba cuidados a los pacientes que me asignaron, uno de ellos era una señora de alrededor de los 63 años, quien se encontraba con un dispositivo de alto flujo.

En esa ocasión me tocaba sacarle gases arteriales para monitorear sus niveles internos, y mientras realizaba mi trabajo empezamos a hablar.

Recuerdo que le dije: “Hay una historia de Facundo Cabral que me gusta mucho, siempre la mencionaba en sus conciertos”.

Cabral contaba que Dios se había vestido de mendigo y bajado a la tierra, haciendo comprender que las riquezas de la vida, no necesariamente son material.

Al terminar de narrarla, ella me exclamó:

  • ¡Qué bonita historia! Y es que uno no se da cuenta de lo que realmente alía la pena vivir o de lo que lo rodeaba, hasta que se encuentra en condiciones como esta.

Ella mostró sus sentimientos en ese momento, se puso a llorar, algo muy natural en momentos así, cuando todo lo que uno siente está a flor de piel.

El miedo en sus ojos

Conforme los días iban pasando la condición de su salud se fue complicando cada día más, en mi siguiente turno ya estaba con un tubo endotraqueal, es decir intubada y ya se encontraba en el área de aislamiento.

Todos en el área estaban sorprendidos porque la señora estaba prácticamente bien, no parecía ser de las pacientes que llegaran a ventilación mecánica.

Tuve la oportunidad de trabajar en esa ocasión donde ella estaba, así cuando llegué a su cubículo le dije que era el terapista que le había contado la historia cuando Dios había bajado y vestido de mendigo.

Esa fue la última vez que la vi, porque cuando regresé a trabajar, me comentaron que un día antes había fallecido. Nunca se me olvidará la expresión de sus ojos, el miedo que en ellos reflejaba ante la situación que estaba viviendo y todo lo que le rodeaba, pues le hacia tener gran miedo a perder la vida.

Es duro pensar que tenemos muchas riquezas en nuestra vida y no las sabemos valorar, hasta el momento que nos encontramos en una situaciones serias y delicadas que nos hacen reflexionar.

Les dejo esta historia, una de muchas, pero que ha quedado en mi mete como una de las más apegadas a mi persona.

Y como les digo en cada historia, cuídense, protéjanse, porque detrás de ti hay una historia, pero antes que todo hay una familia que te ama, que te espera.

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